Valtiberina Toscana

Las pinceladas de un territorio. La vía de agua del Tíber que fluye con sus historias escritas en los troncos, que salían de aquí para llegar a Roma y convertirse en barcos, templos.

Los caminos romanos hacia los puntos de parada en la via Ariminensis, carreteras aisladas que se paran antes, para que la zona Luna Alpe sea un área de paz y silencio. Naturaleza. Formaciones rocosas que se elevan repentinas y alrededor campos e iglesias.

Y los pueblos y las murallas y la llanura que evocan las batallas épicas, crónicas de la época que se cruzan con el genio de Leonardo da Vinci. Los puestos de avanzada. Y la pureza de las obras de Piero della Francesca, su serie de pinturas, las obras que se superponen al paisaje actual.

Pararse para ver el gran espacio y pensar en las colinas, robles, el río que refleja escenas de vida, los perfiles de las montañas, casas. Los toques de la mano del artista de San Sepulcro van más allá del simple escenario. Respirar toda esta emoción única.

Emocionarse también para experimentar tal belleza y luego pensar en Michelangelo Buonarroti y su lugar de nacimiento. Espacios del alma.