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Monterchi

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Monterchi

El mito pagano de Hércules y la pureza cristiana de la Virgen embarazada. Sagrado y profano, creencias religiosas y cultos tradicionales se mezclan en el alto valle del Tíber, entre las colinas redondeadas que se inclinan hacia el valle del Tíber.

Monterchi se alza en el medio de una llanura salpicada de iglesias parroquiales y conventos medievales. La huella del mito está grabada en el escudo de la bandera municipal. Anteriormente conocido como Mons Herculis, Monte de Hércules, según una antigua leyenda fue fundado por el semidiós después de haber derrotado a la Hidra Lernia, el terrible monstruo con las cabezas de serpiente. Sin embargo, desde el Renacimiento, el nombre del pueblo resuena en todo el mundo por la presencia de un tesoro de la historia del arte, la Madonna del Parto, un famoso fresco de Piero della Francesca considerada una de las obras más extraordinarias y enigmáticas del renacimiento italiano.

Los orígenes de Monterchi son muy antiguos, pero hay documentos seguros sólo en el siglo XI. Tierra inestable de frontera entre Città di Castello y Arezzo, feudo antes de los Adalberti y después de los Lambardi, siempre disputada por las dos ciudades, en el escenario de las luchas por las investiduras entre el emperador y el Papa y las batallas entre los señores feudales y las instituciones municipales.

Su historia está marcada por la presencia constante de terremotos que a lo largo de los años han destruido varias veces el patrimonio. Sin embargo, su centro histórico conserva la estructura medieval de la trama urbana, hecha de enormes murallas bien conservadas, una cuadrícula de calles a lo largo de la cual hay iglesias, edificios de piedra y característicos talleres. Lugar de arte y memoria, pero también de pequeños pueblos y templos religiosos cerrados en la campaña monterchiese.

Como San Michele Arcangelo en Padonchia, con sus pinturas que van desde el siglo XV hasta el siglo XVI de San Michele Arcangelo en Pianezze, de estilo románico con el fresco de la Virgen de la Misericordia del siglo XVI, la iglesia de San Lorenzo, que se encuentra encima de una colina o la antigua iglesia de San Martín con el misterioso monolito llamado Tina de Homo Salvaje. Además cabe destacar las iglesias de San Apolinar, San Simeon, San Benito y Madonna Bonita.

Una joya es la iglesia en el campo conocida como la capilla de Santa Maria di Momentana que hacia 1459 inspiró Piero della Francesca en la composición de su Madonna del Parto, fresco pensado para el altar principal del templo, en homenaje a la memoria de la madre del artista nacida en estas tierras, pero ahora conservado en el museo del mismo nombre. La obra es una exaltación de la maternidad, con la Virgen poco más que un adolescente que se muestra a los fieles embarazada, en el centro de una tienda preciosa forrada con pieles de ardilla, como una aparición que mantiene contornos vivos y reales.

Interesante es el Museo de pesos y medidas, en el Palazzo Massi del siglo XVI, que recoge los instrumentos de todas las épocas para medir varios pesos: de la gigantesca balanza de palanca de los siglos pasados, a la balanza de precisión para experimentos científicos. Iniciativas culturales, artesanales y folclóricas se repiten rítmicamente durante el año. Entre todos hace falta subrayar los conciertos en el jardín del Museo de la Madonna del Parto, de junio a septiembre, y la feria de la polenta en otoño.

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