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El crostolo de Urbania

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El crostolo de Urbania

Tres mil años de historia. La de una simple comida, franca, hecha con la pasión del pasado. La tradición de Crostolo di Urbania tiene sus raíces en la sabiduría rural: las primeras personas de los Apeninos, que habitaron este territorio, dieron vida a un pan especial, aplastado y crujiente, enriqueciendo la receta a lo largo de los siglos.

Inicialmente preparado con agua y harina, desde la época romana el crostolo comenzó a incluir nuevos ingredientes, como huevos y manteca de cerdo. La masa terminó adquiriendo una consistencia más suave y un sabor más intenso, atenuando el aspecto de la "corteza", de la cual este pan toma su nombre.

Según la leyenda, en virtud de su extraordinaria capacidad energética, este alimento fue ofrecido en varias ocasiones como un sacrificio a la diosa Ceres, como un buen augurio para la cosecha. De hecho, el crostolo se consideraba una reserva de sabor y energía, fácil de preparar y transportar.

Costanzo Felici, gran naturalista de Monte Nerone, en el Renacimiento recuerda el Crostolo di Urbania como una variedad subcinerica y en nuestros días, respetando la auténtica tradición secular, el Crostolo di Urbania todavía se cocina a la parrilla.Es todavía en uso la competencia que históricamente tenía lugar entre las amas de casa del pueblo spara la que hacía el mejor crostolo que luego se intercambiaba como una cata mutua para renovar las buenas relaciones de vecindad entre las familias. Cuando preparas las láminas de harina blanca y huevos - dice Costanzo Felici, en su tratado - ... Tan pronto como las sábanas estén listas, calentarás bien la chimenea (...) para cocinarlas. El Crostolo di Urbania, tanto de harina como de polenta, es reconocido como uno de los sabores auténticos del área de Durino y ha obtenido el reconocimiento de calidad bajo la marca ministerial DE.CO. (Nombre municipal).

La cocción a la parrilla le da a este pan una apariencia "estriada", mientras que la típica "estratificación escamosa" está dada por la forma en que se trabaja la masa: primero dispuesta, luego enrollada sobre sí misma, luego estirada nuevamente, para crear los surcos característicos en la superficie circular.

Exquisito también en pureza, el crostolo de Urbania va bien con carnes locales y embutidos, verduras o salchichas cocidas, hierba silvestre y quesos locales. A este pan de oro, con un gusto sincero como la tierra en la que nace, se dedica una feria, que tiene lugar cada año en septiembre en el corazón de Urbania para celebrar el rey indiscutible de las mesas Durantine.