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Anghiari

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Anghiari

Se ha perdido rastro del freso de la batalla de Anghiari de Leonardo da Vinci y no se sabe nada de su destino. La desaparición de la obra, diseñada para el Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio en Florencia para celebrar la victoria sobre las tropas milanesas, se ha transformado en un misterio que atrae desde hace más de quinientos años por la mezcla particular de la historia, genio y la leyenda que hunde sus propias raíces en el pueblo medieval de Valtiberina.

Como una joya encerrada dentro de las imponentes murallas del siglo XIII, Anghiari se encuentra en un pequeño promontorio con vistas al valle del Tíber, dibujado por el flujo de sus dos ríos y atravesado por un agradable ajetreo de ascensos y descensos.

Localidad de la provincia de Arezzo, conocida en la Edad Media por sus características de bastión inviolable y hoy en día para ser incluida entre las ciudades más bellas de Italia, se encuentra en una tierra de fronteras y el equilibrio muy delicado. Era el 29 de junio de 1440, cuando se libró la famosa batalla que reafirmó la hegemonía florentina en Toscana. Un breve enfrentamiento, no particularmente sangriento, que Niccolò Machiavelli escribió irónicamente afirmando que ese día murió sólo un soldado pero porque se cayó de su caballo. Sin embargo, el episodio marca una transición importante en la historia de la Baja Toscana, celebrado por Leonardo con su obra maestra perdida. Un momento que se puede disfrutar paseando por el camino a lo largo de las murallas del pueblo, deteniéndose en lo alto del paseo en la azotea con vistas a la Piana della Battaglia (Llanura de la batalla) y, posteriormente, dedicando una visita al Museo de Anghiari en el Palazzo del Marzocco.

El paso del tiempo en Anghiari ha dejado huellas importantes en las iglesias y palacios de la ciudad vieja, como Campano (es decir, la Torre del Reloj), el Palacio Pretorio, el Teatro de Ricomposti y el Cassero, pero parece haberse detenido entre los bosques antiguos salpicadso de monasterios. Entre los notables tesoros artísticos destaca la colección de pinturas, esculturas de madera de la escuela de Toscana y de Umbría y otros objetos conservados en el museo del estado de Palazzo Taglieschi, sede de la Natividad y de los Santos Andrea della Robbia y la hermosa escultura policromada de la Virgen, una obra maestra de Jacopo della Quercia. Cabe destacar también el Museo de la Misericordia y los Jardines del Vicario.

La vitalidad cultural hace Anghiari una ciudad que se puede isitar en cualquier época del año. Perderse en las calles estrechas y las plazas, pasear por las tiendas de antigüedades de artes, manualidades y artesanías o detenerse en una de las muchas tiendas de alimentos para degustar los típicos bringoli (los espaguetis caseros con agua y harina de trigo), el pan y los quesos del Tíber es la mejor manera de disfrutar de la atmósfera de esta joya medieval.

Ferias y exposiciones se acompañan regularmente a exhibiciones y festivales, como el famoso Scampanata que se celebra cada cinco años en el mes de mayo y la Tovaglia a Cuadri (El Mantel a Cuadros), iniciativa a mediados entre el teatro y el festival programado en agosto.

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