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Pietrarubbia

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Pietrarubbia

Una roca sólida roja de la sangre de las víctimas. Teatro de enfrentamientos épicos entre enemigos ancestrales y los sitios feroces de Guelfos y gibelinos, se ensancha en el centro de un valle excavado por barrancos y cruzado por el arroyo Apsa.

El antiguo asentamiento llamado Castrum por su antiguo castillo construido en el año Mil pero hoy desaparecido, se eleva sobre una cresta rocosa que recuerda su papel pasado como un centinela de Montefeltro.

Las amargas luchas que marcan la historia de la baja Edad Media, se repiten en la leyenda de la roca teñida de rojo por la sangre derramada por los caídos: el episodio se refiere al choque entre el güelfo Conte Taddeo, señor de Pietrarubbia, y la rama gibellina de Urbino de la que se había desprendido, generando una batalla que culminó en el sitio del castillo.

En realidad el nombre Pietrarubbia procede de una planta con la corola de color rosa llamada "robbia" o, alternativamente, de color rojo natural de una roca conglomerada, denominado "Petra Rubea", formada por guijarros rodados cementados juntos.

Al igual que los otros centros que se abren en el corazón montañoso de Montefeltro, Petrarubbia en su pasado fue sometida antes por los Malatesta, y más tarde, en el siglo XV, por la dominación de Federico de Montefeltro, convirtiéndose así en parte del ducado de Urbino hasta su anexión a la Santa Sede en 1631.

Las ruinas del castillo y su imponente torre son la única evidencia que quedan de pie del espíritu guerrero de sus antepasados, mientras que del pasado se conservan en la localidad Sant'Arduino la pequeña iglesia del siglo XII, construida cerca de una fuente de aguas termales, y el convento de San Silvestre del siglo XVI.

El paso vertiginoso de los siglos aún no ha cancelado todas las huellas de su pasado y de los antiguos acontecimientos históricos. Las señales imprimidas en la tierra han sido recientemente recuperadas y atadas gracias al paciente y minucioso trabajo del escultor Arnaldo Pomodoro que fundó el Centro TAM (Centro para el tratamiento artístico de los metales) en el interior del antiguo castillo, elegido como elemento simbólico de su trabajo acerca del tiempo y de la memoria.

Pomodoro también esculpió el nuevo altar de mármol y gran sol de bronce de la Iglesia de San Silvestro, Parroquia de Pietrarubbia, cuya dedicación recuerda el culto del Papa Silvestre II, el papa del fatídico año Mil.

En el palacio noble del siglo XI propiedad de la Fundación Pomodoro hoy se puede visitar la exposición permanente de objetos y esculturas hechas por los estudiantes de la Tam. Dentro del pueblo restaurado, sin embargo, destaca el museo de cerámica con una exposición de fragmentos que han sido restaurados, que ponen de relieve la riqueza y la variedad de formas de platos y tazas en diferentes períodos históricos, y se puede admirar un complejo de acero medieval muy raro que repite el ciclo de proceso del hierro y el interesante museo multimedial.

La vibrante cultura del borgo medieval estalle durante los eventos Gustantico, a principios de agosto, y el Mercado Viejo, que se celebra en diciembre en memoria de las más antiguas ferias de ganado.

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