Fermignano

El eco de la sangrienta batalla entre los romanos y cartagineses resuena todavía a través de las calles estrechas que atraviesan el centro de la ciudad. Resuena entre los bloques de piedra de las estructuras monumentales símbolo de la grandeza del pasado y se presenta como el recuerdo de una antigua melodía hasta los caminos de Bramante, los palacios y las arcadas de reciente construcción.

En el valle medio del Metauro se encuentra Fermignano, en las orillas del río donde se convierte en una grande curva para luego saltar en cascada. Aquí, en la llanura de San Silvestro (San Silvestre), se cree que se libró la batalla decisiva para el destino de la Segunda Guerra Púnica.

Es el 22 de junio de 207. C., cuando las tropas y los elefantes de Asdrúbal son finalmente derrotados por los romanos de Claudio Nerone durante la que se llamó la batalla de Metauro.

La historia de Fermignanoes muy antigua: construida aproximadamente en el 200 a. C. alrededor de la iglesia parroquial de San Giovanni Battista a manos de un legionario romano, pèermanece confinada durante siglos entre sus murallas monumentales bañadas por el río.

Perteneció a los dominios de los señores de Urbino. Solo en el año 1800 con la demolición del puerto reloj y la creación de la plaza Garibaldi la ciudad comienza a expandir su tejido urbano. La calle principal se llama así por el famoso arquitecto renacentista Bramante, que aquí nació en 1444.

Cabe destacar en la zona el puente de origen romano, pero alterado considerablemente a lo largo de los años y la cTorre de cinco pisos construida en la Edad Media y luego modificada durante el Renacimiento. Hace falta ver Palazzo Calistri, Piazza Santa Veneranda con la homónima iglesia construida en el siglo XVI y reconstruida en estilo barroco después del terremoto de 1781, y la Iglesia de Santa Maria Maddalena (santa María Magdalena) construida en el siglo XVIII.

Las huellas del pasado se suceden y se sobreponen identificandose en los sitios símbolo de la arqueología industrial fermignana: el antiguo matadero, ahora un centro de exposición permanente, y la antigua fabrica de papel y la antigua fabrica de lana.

Por lo tanto en Fermignano se debe encontrar el lugar correcto y disfrutar, con un solo vistazo, las estructuras en sucesión. Con, además, el puente romano y la torre medieval. Se puede decir un paisaje único, desde la edad clásica a la arqueología industrial.

El esplendor de la ciudad se conserva intacto en las callejuelas del casco antiguo, llamado Pianello, donde todos los años durante las fiestas se evocan las atmósferas apagadas del pasado. El domingo después de Pascua, por ejemplo, es una tradición que tenga lugar el Palio della Rana con los siete distritos que compiten con carretillas entre personas que agitan banderas, reconstrucciones en vestuario, juegos renacentistas y la cena en las tabernas.

Otra oportunidad para mostrar la antigua rivalidad entre los distritos es a mediados de septiembre, con el Gran Premio del biciclo del siglo XIX, un evento de tres días en el que se vuelve a descubrir los antiguos medios de paseo.

Los plalatos típicos de la zona, que se ofrecec no sólo durante las fiestas, sino también en otras ocasiones, son la paloma rellena, la crescia, el bostrengo y Cappelletti en caldo.