Carpegna

"El Carpegna es suficiente para mí", dijo el gran Marco Pantani sobre las cuestas de seis kilómetros que atravies la naturaleza virgen, hasta llegar a la cima de la montaña de la que la ciudad toma su nombre.

"Sólo se oye su respiración", reza uno de los muchos signos que acompañan a los ciclistas en la escalada a 1415 metros de altura, en la "ascensión al cielo" dominado por el cartel gigante del inolvidable campeón de ciclismo.

Una vista única que se refleja en un pintoresco valle en la frontera entre la provincia de Pesaro y Toscana. Los cientos de kilómetros de sus recorridos, ubicados entre las masas rocosas del Parque interregional Sasso Simone y Simoncelli, lo convierten en el destino ideal para practicar senderismo, ciclismo de montaña o montar a caballo y para los observadores de aves.

La asignación de la "bandera transparente" para el aire limpio es un elemento distintivo adicional de un territorio que es también conocido por su alta capacidad de alojamiento y po el moderno centro deportivo, un lugar ideal para retiros de cada disciplina.

Una frase famosa cantada por la histórica banda describe Carpegna como "la estrella de la Montefeltro", caracterizada por los lugares de incomparable belleza y de sabor mágico, pero es rica también de historia.

A partir de la noble casa de los condes Carpegna, llegan de hecho los fundadores de las familias más poderosas de los señores del Centro de Italia, primera ante todos los Montefeltro de Urbino que gobernaron hasta 1508, pero también los Malatesta y los Della Faggiola. Como prueba de su esplendor pasado, en el centro de la ciudad se encuentra el Palazzo dei Principi (Palacio de los Principes), hoy hogar de los descendientes de la familia Carpegna Falconieri. Construida en 1675 para el cardenal Gaspare, con el proyecto del arquitecto Giovanni Antonio De Rossi, la residencia principesca alberga el mobiliario original, la rica sala del trono, una capilla de familia y una valiosa biblioteca que contiene evidencia documental de muchos militares, sacerdotes, embajadores y otras personalidades importantes que a lo largo de los años han dado honor al nombre de la familia.

Dentro de los quince pequeños pueblos históricos situados en el país se destacan los edificios religiosos como la iglesia de San Sisto, con una notable cripta románica, el convento de los Frati Minori di San Nicolò (Frailes Menores de San Nicolás), famoso por el misterioso episodio de 1970, cuando campanas sonaban pur sin debar de ser inmoviles. En el exterior, por el contrario, merece la pena visitar la iglesia románica de San Giovanni (San Juan).

Ubicado en la antigua región de Montefeltro, Carpegna es apreciado a nivel gastronómico por la producción de queso fresco y pasteles, sobre todo la "Casciotta de Urbino" que se dice le gustaba también a Michelangelo. La bondad de la carne y las técnicas de matanza han favorecido la propagación del jamón de Carpegna, entre los más sabrosos y populares, y otros embutidos que se pueden encontrar y degustar en pequeños talleres del territorio. Los bosques llenos de setas y trufas, por último, se ajustan a la buena calidad de la miel de una sola flor.