Cantiano

Una fracción de la sociedad judía encerrada entre dos colinas antiguas. Con los soldados romanos que marchan al ritmo de los tambores, la dramatización del proceso con los sacerdotes del sinedrio y los penitentes que imploran perdón siguiendo a Jesús durante la Turba de Cantiano. La tradicional procesión del Viernes Santo no es sólo una representación popular, sino es un antiguo ritual muy apreciado que captura la esencia de este pueblo medieval.

La historia de Cantiano se entrelaza con la del nacimiento, vida y muerte de Luceoli, el antiguo pueblo de Umbria, dominado después por los italicos, importante centro de la Vía Flaminia bajo los romanos y en fin destruido en 1137 por el emperador Lotario. Baluarte del "corredor bizantino" que conectaba los territorios del Exarcado y la Pentápolis con los ducados de Roma y Nápoles, la fortificación se inició en el siglo IX, cuando los sobrevivientes Luceoli se atrincheraron sobre las colinas de Colmatrano y Cantiano y contruyeron las poderosas grandes paredes de diez metros y sentaron la base de la futura comunidad de Cantiano.

Codiciada, invadida y sometida varias veces debido a su posición estratégica, pasa por debajo de los dominios de Barbarroja, Federico II, Gubbio y, en fin, la Iglesia. Incluso los Malatesta de Rimini y los Montefeltro se enfrentaron en un duelo por el castillo de Cantiano que cayó en 1393 bajo el gobierno de este último, y después seguirá la historia del Estado de Urbino hasta 1631.

De la imponente torre de veinticuatro metros de altura que, una vez superaba la colina de Colmatrano no queda nada. Se conservan en cambio los restos del castillo de colle Cantiano (colina Cantiano), hoy San Ubaldo, y la antigua iglesia dedicada al santo, de planta basilical y el campanario construido en 1571.

La Tore Pagella, en origen hospitalización para las palomas viakeras, es el único ejemplo que existe hoy de una torre cuadrangular entre las diversas torres que había a lo largo de las paredes. En la parte superior de la roca hay las ruinas del castillo de los Condes Gabrielli, restaurado por Francesco di Giorgio Martini durante el gobierno de Montefeltro.

En el territorio de los Apeninos atravesado por la antigua calle Flaminiar, la naturaleza aparece en un juego de formas y colores que no son nunca los mismos a lo largo de los caminos ásperos y empinados llamados "Italia" y "Vinci". Las once áreas de flores protegidas, presentes en el grupo de Monte Catria, contienen especies vegetales típicas de ambientes rocosos, de los canchales y de los prados con piedras.

Al igual que en las casi 180 hectáreas del parque natural de Bosco di Tecchie es reino de hermosas flores de orquídeas, de prados que se alternan con bosques de hayas y robles. En las grietas y hendiduras subterráneas, en parte cubierta por las hojas muertas se mueve la salamandra común, mientras que entre los troncos aparecen r cinco variedades de pájaros carpinteros y, en la parte superior, entre los picos, no es raro poder seguir el vuelo del majestuoso águila real. Por la noche la zona verde es el reino de los búhos y leonado con el inconfundible sonidos. Entre los caminos de montaña se mueve tranquilo el caballo, un animal simbólico de Cantiano, utilizado por el senderismo y la hipoterapia.