Oratorio de la Cueva
Solapas principales
Oratorio de la Cueva
Su origen está ligado al de una Hermandad de piedad (convocada por el padre Recalchi, religioso de Verona, que vino a predicar en Urbino en 1500), que inició sus actividades en varios lugares, hasta que el patricio Girolamo Staccoli de Urbino hizo petición a Guidobaldo I de algunas habitaciones en el sótano de la Catedral.
Cuando la solicitud fue aceptada, los Hermanos convirtieron en Oratorio dos de estos ambientes que oficiaron en 1507 como la Compañía de la Humildad. (...)
No se sabe quién dio los dibujos de las tres capillas; se pensó en Federico Comandino, pero la intervención de Girolamo Genga o del propio Martini no puede ser excluida. Las tres capillas repiten el plan absidal del área del presbiterio del templo superior y se desenganchan de un largo corredor correspondiente al crucero. Fueron dañadas, especialmente en el centro, por el colapso de la cúpula y luego por las restauraciones de finales del siglo XVII. (...)
La capilla de la Natividad es de las formas arquitectónicas que hacen pensar al mismo Martini: bóveda de cañón colocada en un marco. En el altar de mármol, con columnas corintias y tímpano roto, hay una adoración mediocre de los pastores de Emilio Taruffi de Bologna, según la inscripción en el fondo del lienzo.
El Santo Crucifijo de la capilla, muy dañada por el colapso de la cúpula, que fue completamente renovada y diseñada por Valadier (1794), mientras que el Rondelli al final de ese siglo, llevó a cabo el estuco de la bóveda, artesonado con los símbolos de la pasión y de los Evangelistas. (...)
En el nicho de éste es colocado el crucifijo de madera encontrado en 1507 y salvado de la ruina en 1789.
Aquí está enterrado el último duque de Urbino, Federico Ubaldo, asesinado en 1623.
La capilla de la Resurrección o de la Piedad tiene formas similares a la correspondiente de la Natividad. En la pared derecha, dentro de un nicho de mármol negro se encuentra la piedad que, después de la destrucción de la cúpula, fue trasladada aquí desde la capilla central en 1796. La obra, evidentemente inspirada en la pintura de Sebastiano del Piombo disfruta todavía hoy en día de una admiración popular de siglos de antigüedad. (...) Cabe recordar que esta piedad, al menos, el Cristo, es considerada por la crítica como una obra maestra de Bandini - llamado Giovanni dell’Opera por su larga actividad en la Obra de la Catedral en Florencia - realizada en torno a 1583-1586. El intenso pathos del tema parece disolverse en la búsqueda de una sensillez formal de tendencia casi arcaica, evitando las tentaciones de la influencia de Michelangelo y del clasicismo doctrinal de Bandinelli, el Maestro de Giovanni (Juan) ".
De Urbino, ladrillos y piedras, Franco Mazzini, Argalia Editore, 1982 Urbino
